Hoy estamos de aniversario. Sí hoy. El destino es caprichoso y ha querido que el mismo día en el que el deporte rey (por desgracia lo es) llega a su máxima expresión en una final de copa entre Barça y Real Madrid, se cumplan 25 años de la mayor de las proezas que un jugador de baloncesto ha realizado en ‘play-off’.
Y es que el 20 de abril de 1986 “Su aérea majestad” Michael Jordan alcanzó la más alta anotación de un jugador en la historia de las eliminatorias. La friolera de 63 puntos, en el partido que los Chicago Bulls perdieron ante los Boston Celtics (que acabarían siendo campeones ese año) 135-131 después de dos prórrogas en el Boston Garden. Jordan jugó en ese encuentro 53 de los 58 minutos posibles anotando 21 de 44 en tiros de campo y 19 de 21 tiros desde la línea de personal. Y todo ello pese a la defensa del mejor defensor de los Celtics en el momento, Dennis Johnson. Ya que tras el primer partido de la serie (en el que Michael anotó 49 tantos) el entrenador de los ‘verdes’, K. C. Jones declaró que la consigna era que “no volviera a pasar” tal anotación del #23.
Tras el partido, Larry Bird, el mítico #33 declaró la frase que pasará a la posteridad: “No creí que nadie pudiera hacer esto contra los Celtics en el Boston Garden. Hoy era Dios disfrazado de Michael Jordan”. En definitiva, un bonito aniversario para todos los que amamos el baloncesto, y una válvula de escape del fútbol. Veremos si en otra ocasión, Dios decide volver a disfrazarse de un jugador de baloncesto en un partido de ‘play-off’ o con una ya tuvo suficiente.
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