La propagación de un virus es desde tiempos inmemoriales motivo de temor y sobresalto, pero cuando el virus se llama “libertad” y se extiende como la pólvora, lo que sentimos es esperanza. Y es que desde que Túnez abrió la dura veda de la revolución para el cambio, son muchos los países islámicos que quieren algo mejor de lo que tienen y luchan por decidir quién los representa y cómo lo hace.Tras Túnez y Egipto, los días de Mahnmud Ahmadineyad pueden estar contados en su puesto al mando del país iraní.
Es necesario destacar, que en esta ocasión los protestantes tienen la gran baza a su favor de contar con que el ejército iraní no podrá cargar con violencia sobre los manifestantes como el desgraciado ejemplo libio, ya que darían a la comunidad internacional y a la ONU el motivo necesario para intervenir en el peculiar país.Y es que tras las últimas intervenciones de Ahmadineyad en distintos foros internacionales y el plan nuclear del país de Oriente Medio, el conflicto con la ONU es más que evidente y cualquier resbalón del presidente o su ejército sería letal para su régimen.
En definitiva y de confirmarse la extensión de este virus, podríamos estar asistencia a la década de la liberación. Esperemos que los tiranos que todavía imperan en el mundo no encuentren vacuna para este letal virus que solo a ellos les afecta.
Imágenes obtenidas de Europa Press y la página oficial de Irán (segundo enlace)
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